Las páginas de los cuadernos de bitácora están muy desgastadas. Sobran párrafos, faltan emoticonos. Entorna la cortina, que no queremos contemplar más el pasado. Es tiempo de mirar hacia delante. Coge una calculadora y dime hasta dónde llegas, hipotécate más. Ponte a correr y no te marques metas. 2014 es un horizonte inexplorado para todos.
Nunca sabremos si ha sido la climatología o el nuevo disco de Beyoncé (8.8, según Pitchfork), pero parece primavera de repente. Las rebajas ayudan, porque cuando estás a punto de conseguir el capricho que no te podías permitir hace unos meses, la estantería de nueva temporada te ofrece bermudas inasequibles. Te obligan a vivir rápido, a pensar rápido y a calendarizar los éxitos y fracasos porque 2014 se pasará en un visto y no visto. Empezamos el año sin pantalones, y a saber cómo lo acabaremos.
Las noticias hablan en clave optimista, insisten en que vamos a comprar más, que vamos a gastar más, a viajar más y comer mejor. Un hostiazo, es lo que necesitamos. Lo peor de la crisis no fue que la asumiéramos tarde, o que el actual equipo de ineptos del Partido Popular (sic) pretenda resolverla recortando por abajo y eliminando todo aquello que proporcionó bienestar social. Lo peor de todo es que la sociedad no ha aprendido prácticamente nada y está deseando con avaricia la llegada de una prosperidad global para inflar una burbuja de realidad insostenible. Mi misantropía, en estado creciente.

Ante todo este no-fin-del-mundo que arrastramos con desgracia desde diciembre de 2011, hay refugios para la paz: la banalidad. El esteticismo. El misticismo cuántico. El travestismo. La música pop. El ramonismo ilustrado. Las estrambóticas recetas de cocina futurista. Sálvame diario. La poesía contemporánea. La novela negra. Y los geniales podcast de Nacho Canut en la mejor radio de España, GladysPalmera. Y de refilón, el mejor videoclip musical de los 12 días que llevamos de año: Espada, de Javiera Mena. Es como un montaje de estética 2014, gif sobre tumblr, neón y metáforas disparate; me encanta.
Muchos empezaron el 2014 haciendo promesas que saben que no van a cumplir. Las redacciones de las revistas femeninas y masculinas del mundo formularon las mejores recetas para adelgazar, los mejores trucos para conseguir six-pack en tres meses y las claves del éxito. Todo el planeta calendarizará su objetivo y medirá el fracaso en poco tiempo. El año se agota pronto para los vendedores de humo. A excepción de los Hombres de Bien, que no hacen propósitos porque dicen tenerlo todo. Pregonan a los cuatro vientos su heterosexualidad como lo hacemos los homosexuales en los 90 por televisión. Como decía Alaska en mi programa favorito de 2013, Torres y Reyes; «los travestis y los maricones hemos ganado la batalla».

Ya está bien de accidentes, de excusas y de doblegar nuestros objetivos comunes. Que 2014 sea el año redondo para todos, que nadie tenga que ocultar sus vergüenzas, ni ponerse la máscara. ¡Manuela Trasobares! Te invoco para que nos afectes con todo el glamour de la locura. ¡Felices propósitos a todas mis lectoras y lectores!
Bueno, qué maravilla!! El 2014 es nuestro y la lluvia de estos días no hace más que preparar el terreno para sembrar nuevos proyectos emocionantes.
Así es, Lázaro. Guíanos.