La moda verdadera y cañí

Ayer, tomando unas cervezas con El Hombre Confuso, surgió el tema de la moda, recurrente y recorrido. Es curioso percibir como las personas que más valoramos la moda, que le damos un sentido emocional y la equiparamos a cualquier otra plataforma artística en la vida (mucho más allá de lo superficial de acaparar un front row), somos los que más criticamos el fenómeno bloguera de tendencias que va a los sitios buscando que la moda llame a su puerta.

blogueras

A mí, si no me invitan a un sitio no voy. Y si voy es para comprar, para interesarme por una obra, un producto, para hablar con un amigo, o cambio de una remuneración. Pero algunas blogueras se hacen amigas de los dependientes, en sus ansias por alcanzar la fama desmedida de quienes van a los sitios cobrando y reciben, ansiosas, las invitaciones de los desfiles para colgarlas en Instagram y hacer una proyección desmedida de sus debilidades. Pelayo Díaz solo hay uno, amigas; si lo seguís intentando con ese ímpetu vais a acabar muy mal.

La moda de tendencias de verdad es la de la paquetería de barrio donde compran las señoras o las flamantes boutiques multimarca chinas. No os matéis por ir de pasarela; eso es para otro público y apenas define tendencias de consumo. La élite socioeconómica es la que puede permitirse vestir de Prada todos los días, y se atreve a ponerse las gafas de Givenchy que vinieron del futuro para volverse a ir en cuanto tiremos la Vogue a la basura.

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Atreveos los valientes de Albacete a salir así a la calle.

Proliferan nombres que venden, escaparates en la onda del marketing europeo: Mulaya, Zamra, Io. Van a acabar con todo, o mejor dicho, van a copiar aquello que funciona. Será fruto del establishment provocado por quienes están detrás de la burbuja low cost. Las franquicias españolas tendrán que reinventarse, optar por la calidad, el diseño y lo justificadamente caro, o morir en el intento de competir contra la industria china.

Pull & Bear, Bershka, Adolfo Domínguez, Mango, e incluso Purificación García están abocadas a acabar como Blanco, en deuda de acreedores. Solo resistirán H&M y Zara, que saben muy bien lo que hacen y diversifican las colecciones con una periodicidad y con una orientación al consumo sectorial modélica. Hay que apostar por el diseño. Hay que lanzarse con todo lo original, vender línea de básicos clásicos pero también orientarlo al público minoritario que busca la distinción y la evolución, porque cada vez las minorías son mayores en todo.

En España tenemos muchas marcas que vale la pena defender. El ejemplo más digno, para mí, es David Delfín. Vale que no es ropa de ponerse todos los días. Es más, algunas prendas es difícil ponérselas. Pero entró en el mercado joven y vende más y mejor fuera de nuestras fronteras. Justo cuando sus colecciones provocan estampados más llamativos y patronajes más atrevidos.

También ocurre con Roberto Piqueras. Nunca ha renegado de su personalidad estrafalaria de cara a las masas. Si en nuestras capitales un total-look suyo puede desnucar a varios viandantes, imaginémonos en Cuenca o Toledo. Hay que tener mucha personalidad para defender esa explosión de píxels en una cena de amigos, en una fiesta, o en tu puesto de trabajo. Me hago fan.

No es un remake contemporáneo de Thriller, es la colección de Roberto Piqueras.
No es un remake contemporáneo de Thriller, es la colección de Roberto Piqueras.

Carlos Díez y María Escoté y Juanma Cabezón se han convertido en otras opciones para deslumbrar en la noche. Y no sólo por sus colores flúor, sus patrones y prendas futuristas, sino por ser marcas consagradas del hipsterío madrileño. Poco a poco han consolidado sus apellidos hasta tal punto que ahora se entremezclan en los suplementos de moda como si siempre hubieran estado ahí. Son la nueva España cañí, promocionada por la oficina Trend Twins.

Si quieres ser diseñador, lección número uno: no te dediques solo a las camisetas. Hasta los mejores en camisetas se dedican también a otras cosas. Mis camisetas favoritas de España son las de los bilbaínos Atakontu. Y mis jerséis y cárdigans preferidos, los de los castellano-berlineses Potipoti. Se dedican esencialmente a eso, pero diversifican tanto los estilos y editan confecciones tan originales de jerseys, camisas y polos que son diseñadores de moda en toda regla. Apuesto por ellos.

Hablando en serio: Pepa Salazar.
Hablando en serio: Pepa Salazar.

A otro nivel, más vendible y conservador, se están entremezclando nombres muy interesantes que, por buenas colecciones continuadas merecen estar en el futuro podio de la moda española: Juan Vidal, Siemprevivas (ambos valencianos, algo bueno teníamos que exportar), Juanjo Oliva y Pepa Salazar. Quitando de todos estos nombres, blogueras de España, por mucho que os esforcéis en trabajar a diario para levantar la marca patria con la mejor pose, poco se puede hacer por ahora.

Un comentario

  1. Hola bonico!
    Com va?
    Com estas?
    M’encanta que estigues súper posat
    en les noves tendencies de moda.
    M’agrada molt!!!

    Besets!

    Joanmi.

    Enviado desde mi iPhone

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