No me interesa tanto tu vida. Y la mía interesará a muy pocos, o eso espero. Los cuadernos de bitácora son para los náufragos de isla. Muerte al egolog. Aquí estamos para recomendar lo que nos gusta y decir sesgadamente lo que hacemos para que otros nos imiten, porque no hace falta ser un ególatra para considerar que los demás se están perdiendo algo. Supongo que ese es el leit-motiv de los blogueros de moda, de los it-boys y las it-girls, de casi todos los blogs que sigo.
Quien vea en Pelayo Díaz un icono de obsesión, que le escriba una carta de amor o de admiración, que tampoco será tan difícil llegar a conocerle y saber a qué dedica el tiempo libre. Yo entro a su blog para seguir sus estilismos, cada día más atrevidos. Ahora que está tan de actualidad hablar de revoluciones y de compromiso social, creo que desde cualquier rol que adoptas es posible manifestarse y rebelarse sin aparentarlo. Él es un buen ejemplo.
La transgresión no depende de la voluntad de uno mismo, sino del reflejo que tienen nuestras acciones en la sociedad. Puedes crear algo con intención de transgredir y no lograrlo. No depende de tus motivos. Cuando voy a la playa y me desnudo no pienso en que estoy haciendo algo transgresor. Las constantes alegorías a la desnudez de El Hombre Confuso son muy naturales, pero a cualquier ajeno le parecerá una transgresión hablar tan abiertamente de algo que hoy todavía es tan tabú. Y no creo que pretenda provocar, simplemente nos recomienda cosas bonitas: hombres, erotismo, pollas.
No se me ocurriría criticar a aquellos que disfrutan de la observación de vidas ajenas. Y hay que diferenciar voyeurismo del beneficioso acto de leer y observar lo que otros hacen y dicen. La audiencia de Gran Hermano está formada por personas, me consta, con vidas tan sociales e interesantes como las de los demás. El argumento contrario me produce ictericia.
Simplemente, hay gente que en un momento determinado del día decide conectarse con otra realidad, porque a veces es necesario. Yo lo consigo leyendo y escribiendo. Hay quien hace yoga.
En ocasiones conviene sumergir el peinado en una nube de pensamientos absurdos para huir de las relaciones reales. Si no atamos los cabos de la creatividad algunos estaríamos viviendo en una burbuja completamente alienante y deforme que nos abstraería de un mundo en el que, por desgracia, tenemos que desarrollar varios papeles, como en Holy Motors. Asomarse a la ventana es un ansiolítico inevitable. Como decía Kafka: «La desgracia de Don Quijote no fue su fantasía, sino Sancho Panza».