Restaurando la provocación de Sanleón

La noticia del verano no es el enésimo incendio de la península ibérica ni el preocupante nivel de deshielo en Groenlandia, no. La noticia del verano es la revelación artística de una mujer octogenaria en el pueblo zaragozano de Borja. Quiere permanecer en el anonimato. Pero es artista de reconocido (des)prestigio desde que trató un deteriorado Ecce Homo del muro de su iglesia y con la mejor intención del mundo (entiéndase de restaurarlo) ha dado como fruto una obra de arte nueva, tan valiosa o más que su original.

Antes y después de la restauración.

Es arte contemporáneo en estado puro. La señora que restaura ha conseguido hacer algo irónico, provocador y una manifestación claramente anticlerical e irreverente. ¿Qué hay más avanzado en arte que destruir para construir algo desafiante a los ojos de toda una sociedad? Alguien pensará que estoy haciendo un manifiesto casi terrorista. Pero nada de eso. Aquí lo que se iba a perder era una pintura de escaso valor, únicamente sentimental, dicen. Ahora el pueblo tiene una obra de gran valor turístico y que hará entrar a la iglesia hasta a las menos beatas. Todo el mundo querrá verlo. Desde la plataforma de democracia social change.org ya hay disponible una petición al ayuntamiento para que permanezca la versión restaurada.

El trabajo realizado por la anónima artista en el Ecce Homo del Santuario de la Misericordia de Borja, supone un inteligente reflejo de la situación política y social de nuestro tiempo. En el cual se pone de manifiesto una sutil crítica a las teorías creacionistas de la Iglesia, a la vez que se cuestiona el surgimiento de nuevos ídolos. El resultado de la intervención combina inteligentemente el expresionismo primitivo de Francisco de Goya, con figuras como Ensor, Munch, Modigliani o el grupo Die Brücke, perteneciente a la corriente artística del expresionismo alemán.

Repito; sin intención, la mujer ha logrado hacer una creación mucho más avanzada que los trabajos escultóricos de Manuela Trasobares en materia de esa inconcreta incorrección política. Sin pretensiones, la octogenaria es una artista de izquierdas. Porque sí, aunque parezca un planteamiento simplista: hay otro arte de derechas. A explicarlo le dediqué una larga reflexión en la revista EF en el año 2005, L’art de dretes.

El Cristo de Trasobares, censurado por el EACC.

Porque hacer arte de izquierdas o de derechas no tiene nada que ver con ser un artista de izquierdas o de derechas. Ripollés es un artista declaradamente de derechas, supongo que porque se debe al cliente, en este caso las administraciones públicas de Castellón. Pero su arte es determinadamente de izquierdas, transgresor de tan feo y inocuo que resulta. El arte de derechas suele ser muy comedido, convencional y contextualizado en un discurso alegórico, con leit-motiv insustancial. Aunque no está bien generalizar.

Ayer fui a ver la esperada exposición de José Sanleón en el Centro Cultural Bancaixa de Valencia. Bajo el lema Domus Dei, parece un encargo que hace el banco malo, que a veces es bueno en cuestión de obra social y actividad cultural. El artista, intuyo, es de izquierdas y en este caso su trabajo también lo es. Su apellido surte polémica desde que en el año 2000 decidió destrozar una de sus obras públicas, valorada en millones de pesetas, en la mismísima explanada del IVAM para no consentir opiniones políticas que denostaban su trabajo. Rebeldía por los cuatro costados.

Hoy, más moderado y acomodado, ha realizado una gran galería de trabajos escultóricos y pictóricos de gran formato inspirados en la arquitectura y volumetría del templo catedralicio de Valencia. Sus gárgolas ahora son vistas como grandes estructuras de malla de hierro que tienden a reproducir anatomías animales, a veces falos. Sin duda, es un trabajo muy minucioso y ofrece un resultado atractivo y coherente con sus obras cumbre de finales de los años 80.

Esculturas de Sanleón emergentes del muro, imitando gárgolas.