Las banderas arderán

Todas las banderas del mundo arderán en una falla. Desde la española a la de El Vaticano pasando por mi preferida: la Union Jack. Podría parecer un atentado contra el honor de las patrias, pero me parece sensato, correcto y además oportuno. Un paso adelante de la humanidad para que haya menos divisiones y diferencias. Que la unión haga fuerza para salvar el planeta; si es que todavía estamos a tiempo. Y todo esto, por iniciativa de una falla valenciana justo en el año en el que las Fallas son candidatas a ser Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

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El diseñador Javier Jaén fue invitado hace unos meses para diseñar la falla Mossén Sorell-Corona, tras deslumbrar en la prensa internacional con portadas, ilustraciones y hasta gifs para publicaciones de primera repercusión mundial como New Yorker o The New York Times Magazine. Desde su estudio en Poble Sec, Barcelona, hasta Valencia, viene inspirado en una frase de Mario Benedetti: «Patrias de nailon: no me gustan las banderas ni los himnos».

Estamos rodeados de banderas y de gente que quiere separar; con lo bonito que es unir. Más aún, con el clima político que vivimos, la bandera vuelve a ser un escudo, casi como en la edad media. Regresamos al pasado y recuperamos heráldica para abrir frentes. El nuevo mapa político de España ha desembocado en una situación de ingobernabilidad circunstancial porque las nuevas fuerzas no saben muy bien en qué consiste aquello de pactar, de poner en marcha la democracia real a la que antes clamaban hasta desgañitarse por las calles. Antes de tachar un punto de su programa para que los demás acuerdos salgan adelante, prefieren encender la hoguera de las vanidades y hacer una rueda de prensa. (Aquí iba una foto de perfil de Pablo Iglesias pero la omito, porque me satura).

"New Wold Order (by color)", obra de Javier Jaén.
«New Wold Order (by color)», obra de Javier Jaén.

Ante tal atajo de banderismo, la solución, como casi siempre, es frivolizar: convirtamos las banderas, los escudos y los colores patrios en pura moda, en algo para lucir. Así lo ha entendido David Delfín en su nueva colección; coge la parte por el todo y se echa encima bufandas con su propio nombre grabado con los estilos más futboleros del orgullo patrio. Eso sí, el eslógan ya no es un equipo, cuando se vacían los lemas solo nos queda un clamor hacia el diseño que une, frente a esas banderas (el diseño que separa).

Abanderados de David Delfín.
Abanderados de David Delfín.

Porque como decía Agatha Ruiz de la Prada en la recién celebrada Madrid Fashion Week, «quien se compra un vestido lo hace para ser feliz». Y qué mejor forma de irradiar positivismo y al mismo tiempo rechazar al sectarismo del estandarte patrio que con una oleada de colores inocentes en primavera. Al final, tendremos que dar la razón al señor Pantone, y la serenidad se imponga sobre la violencia que nos dejó 2015. Quememos todo lo que sobra.

El cambio vendrá la noche del 19 de marzo, en Valencia, cuando desde esa plaza de la innovación fallera prendan fuego con una gran llamarada todas las enseñas del planeta y por un momento, aunque sea solo de forma ritual, se rompan todas las demás fronteras, aduanas, orgullos y prejuicios que nos quedan.

Simulación de cómo será la Falla Corona de 2016.
Simulación de cómo será la Falla Corona de 2016.