8.15h. Amanece en el aeropuerto de Castellón. Se espera un día soleado con alguna nube baja que no traerá lluvia. Las ráfagas de viento serán suaves. La torre de control y la tripulación están preparadas para el despegue del único avión programado esta semana, un AirNostrum con destino San Sebastián. Viaje desde las inmediaciones más corruptas, obsoletas y abrasadoras hasta la ciudad con capitalidad cultural europea en 2016; un viaje desde la ignorancia hasta la lucidez en aerolínea nacional.
A bordo, las estrellas de una sociedad idiotizada: los jugadores de un equipo de fútbol. Habría sido mucho mejor que fletasen un avión con personas interesantes, intelectuales, escritores, azafatos divertidos cantando I’m So Excited y un poco de esa necesaria frivolidad que diferencia al humano de la máquina. Pero no, los futbolistas no leen mi blog. Hay cientos de pobres periodistas acostumbrados a soportar ruedas de prensa de maquinarias musculares sin razón, movidas con el coraje del gol.
Claro que la dialéctica está en sus horas bajas. Y más ahora, que el ministro de la Malaeducación, Wert, ha zanjado la LOMCE con todas sus consecuencias: desaparece la enseñanza de Filosofía de la educación secundaria. Perdemos la lógica. Perdemos el rumbo. Como si la crisis no nos hubiera servido para nada. El neoliberalismo que todavía representa el Partido Popular en España impone aquello de producir más y pensar menos, obviando que pensando menos produciremos peor y convertiremos la crisis en un proceso sistémico e irreversible. Hay muchos intereses a favor.

Un claro ejemplo de la crisis de valores y educativa irreversible es el casting del reality Gran Hermano VIP 3. Aparecen Los Chunguitos, la postal de la España pretransición; y en menos de una semana han hecho comentarios xenófobos, homófobos o han alentado el abandono de mascotas con burlas. Ya están fuera. Belén Esteban, desde su titulación honoris causa de la universidad de la calle, incomprendiendo y cuestionando sin parar a Olvido Hormigos por llevar la vida que le da la gana como mujer o como madre.

Víctor Sandoval haciéndose la víctima por ser marica, y dejando caer que habría preferido ser normal. ¿Cómo se atreve a clasificar lo normal? Ylenia, la más rubia de Benidorm, desfilando todo el rato sus dos imponentes atributos. Y ante tanta exhibición de valores morales, las sentencias contundentes de Olvido Hormigos, exconcejala socialista de Los Yébenes, que aporta algo de sensatez con expresiones como «soy mujer, soy madre, salgo con quien quiero, no tengo que dar explicaciones a nadie». Como si todavía tuviera que rendir cuentas ante la inquisición representada por el resto de concursantes. Pobre España.
La nota de humor la pone la entrada en el formato televisivo de una de las personas más audaces de la sociedad couché española, Kiko Rivera, Paquirrín. En este caso, una imagen sí que vale más que mil palabras. Y es la del ínclito aprendiendo a sentarse en el confesionario, minutos antes de entrar en contacto con los habitantes de la casa de Guadalix de la Sierra. Su madre, Isabel Pantoja, en la cárcel, el drama. Él, en los mejores shows de televisión, la comedia. Kiko de una economía mental desbordante, es el laggard ideológico, es el tirón de Podemos.
Al final, las víctimas son la parodia de la sociedad, como bien decía Manuela Trasobares en el extinguido Canal 9. Y aquí estamos para reírnos de los demás, para burlarnos de quienes tienen poder, para satirizar con las creencias y dogmas de cualquier religión. Y por muchos falsos progresistas que salgan argumentando que no hay que ser Charlie, que hay que respetar a las religiones y que hay temas tabú en la sociedad, me lo paso por el arco del triunfo mientras en prime time se sigan metiendo con las razas, con las religiones y alimentando el asesinato de animales para escarnio de la fiesta nacional. Que cada uno sea consecuente con su libertad de expresión. Y sí, #JeSuisCharlie. Que no nos quiten el derecho a publicar cualquier tipo de mofa mientras no injuriemos o calumniemos a personas humanas, aunque sean tan poco humanas como los futbolistas.
El avión parte con turbulencias. Y me sorprende que el Papa Francisco, que parecía tan simpático durante los primeros días, aproveche los altos vuelos para hacer sus ruedas de prensa más polémicas. El cielo está vacío, tu dios nunca ha existido, ni aquí ni más allá. Pero justamente cuando el Papa se acerca al cielo es cuando más odio reparte. A sus leales del Opus Dei les dice que para ser buen católico no hay que tener hijos como conejos. A los agnósticos homosexuales, nos dice que nuestras uniones pueden destruir a la familia. Yo le diría que la verdadera destrucción de la familia es pensar que solo existe un tipo de familia. Y que predique con el ejemplo. Señores pasajeros, vamos a tomar tierra en breves instantes. Abróchense los cinturones.