Realidad catódica y electoral

Tenemos cultura visual de espectadores catódicos, bastante pragmáticos y muy metódicos. Pero sobre todo democráticos. El zapping nos enseñó a elegir de forma acelerada. En pocos segundos hay imágenes que sí, secuencias que no: cambiamos de canal, escogemos una lectura, un juego, o simplemente cerramos los ojos y nos vamos a soñar un mundo nuevo y feliz.

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El mando a distancia activa todas nuestras alertas de elección. «Me gusta»/»no me gusta». Y convertimos la caja lista en un invento esencial de las redes sociales: Tumblr. La tele, como electrodoméstico y como medio de comunicación, se encamina hacia la consolidación de la democracia audiovisual; un mosaico de decenas de cosas pasando al mismo tiempo y un mando con el que eliges qué ampliar. Los verdaderos antisistema del siglo XXI son los que por principios deciden no tener televisor en casa, renuncian a una parte del conocimiento que nos permitiría entender muchos más libros.

Hasta Umberto Eco habla de la importancia que tiene un televisor en nuestros hogares, como para tener la chulería de prescindir de ella. Aunque por otra parte señala que internet es un mundo perverso y nocivo. Como cuando los curas dicen que el sexo es malo, o que si te masturbas te vas a quedar ciego. El señor Eco debería conectarse más a internet para difundir sus teorías sobre apocalípticos e integrados, que tantas relaciones bibliográficas ha resuelto en tesis doctorales.

Portada de "Apocalípticos e Integrados" para edición Tusquets.
Portada de «Apocalípticos e Integrados» para edición Tusquets.

Al fin y al cabo, la programación televisiva es un alegato de dos cosas que no gustan a los antisistema: la democracia en su más alto exponente (acatar que el gusto de mayorías no nos gusta) y el marketing económico (lo minoritario y lo poco rentable dura poco tiempo). Mucho esfuerzo hicieron nuestros profesores de Historia obligándonos a ver La2. Pocos pueden prescindir de una buena gala de Supervivientes, un Gran Hermano o un Deluxe. La frivolidad es tan necesaria como la didáctica. Lo superficial nos lleva casi siempre a racionalizar mejor las pasiones.

Dicho esto, aquí mi alegato aquellos programas televisivos de entretenimiento como Sálvame que, desde un prisma analítico psicosocial (sin ánimo de ponerme en plan Mercedes Milá) pueden condensar todos los aspectos de sociedad moderna y su cultura general: con todos sus pros, sus contras, su lado más impúdico y vergonzante, pero también las alegrías del incendio de esta sociedad de masas en modo turbo.

La realidad está ahí dentro, en Sálvame.
La realidad está ahí dentro, en Sálvame.

Hoy en día es tan importante saber quién es Rosa Benito y qué está haciendo con su vida, como conocer las teorías sociológicas del siglo XXI, participar del capital social que mueve proyectos. Las elecciones Europeas sin televisión no tendrían ningún sentido, porque estaríamos hablando de entes invisibles e ininteligibles. Los debates cara a cara nos ayudan a personificar la realidad más lejana. Arias Cañete es la cara rabiosa de la vieja Europa, con reminiscencias predemocráticas. Y Elena Valenciano es la cara materna, amable y moderna de una Europa que quiere progresar en igualdad y en derechos sociales.

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3 expresiones de pereza electoral

– «Fuera el bipartidismo». En lugar de consejo de ministros y de parlamento, algunos prefieren un televoto a modo referendum para cualquier decisión de gobierno. Dicen que eso es democracia y lo otro no. La alternativa al bipartidismo es una cámara de grupos minoritarios obligados a pactar para formar coaliciones de gobierno, con todas sus complicaciones formales, ideológicas y concesionales. Horas perdidas de trabajo en fontanería política. Si queréis que los Coalición Canaria y UPD saquen adelante el presupuesto de Equo, tendréis que mejorar la financiación de nuestras autonomías. Y al final una minoría que apoya a otra minoría decide por la mayoría. Lo más sensato es que se hicieran elecciones con una segunda vuelta, como en Francia o EEUU, e inexorablemente reluciría de nuevo el bipartidismo.

«No se habla de Europa». Y dad gracias, porque si se hablase de Europa el interés por este proceso electoral caería en picado. Siempre buscamos el ejemplo más cercano para entender lo más lejano. Por eso, los conflictos diplomáticos en Melilla tienen mucha más relevancia mediática que las muertes diarias de civiles en Siria. En los debates electorales queremos que los temas nos toquen de cerca. De lo contrario, pasamos como del spam.

– «Con nuestros impuestos subvencionan campañas carísimas». Tócate la teja. Cualquier promoción de marketing es cara. Y los ciudadanos necesitamos estar informados ante un proceso electoral. Los partidos con representación democrática en las cámaras están en todo su derecho de utilizar subvenciones y donaciones para pagarse la mejor agencia de publicidad. Lo hacen los clubs de fútbol y también reciben importantes ayudas públicas; hasta rescates, como el Valencia CF. Pero claro, el fútbol es más importante que la política.