Todo lo que no caduca

Las asociaciones de consumidores piden a gritos un doble etiquetado para productos de alimentación, porque muchas familias tiran los yogures con bífidus activos varias semanas antes de que sean nocivos. Ahora es cuando toca hablar de lo que no caduca o de lo que no. ¿Consumir preferentemente antes de una fecha? Las cosas bonitas, las prendas bonitas, la música, el cine, el teatro, la filosofía, la literatura, el arte y la cultura en general son claramente antitendencias y se pueden consumir en cualquier momento. Aunque a algunos les guste imponer la caducidad.

Aquello de «esa música está pasada de moda» es una desfachatez de generaciones pasadas, de sesentones sin inquietud. Quien renuncia a ver una película por estar rodada en blanco y negro se encuentra en la actualidad con provocaciones que no entiende, con problemas que considera originales, con tramas aburridas que para aquel cobran una dimensión novedosa. Quienes no vieron Laura (1944), de Otto Preminger, difícilmente pueden saborear bien Twin Peaks; lo acabo de comprobar. Quien se asombra con las patrones de costura del COS es porque no conoce la obra de Balenciaga. Quien endiosa a algunas bandas de rock actuales quizá no reconozca algunos ritmos clave en Erik Satie. Quien lee a Arturo Pérez-Reverte (hay que tener ganas) debería pegar un repaso a las novelas de aventuras de Julio Verne para comparar entre original y copia, entre carácter y bazofia.

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Primer plano de una modelo de Patrick Mohr en la Berlin Fashion Week.

La crisis puede ser una oportunidad si conseguimos plantear el fin de la obsolescencia programada en todos los ámbitos del consumo. Así entraremos de lleno en un mundo nuevo y feliz. Lo vamos a comprobar a la fuerza cuando se acaben los recursos o se conviertan en inaccesibles. Hoy por hoy, más vale echar mano de los clásicos, consumir todo lo bueno que hicieron generaciones pasadas, porque así podremos construir un futuro próspero y con buenos cimientos.

Frivolizar y pensar que todo es moda, que todo es pasajero, que las cosas se tienen que tirar a la basura aunque estén nuevas es algo que atenta contra la igualdad de las sociedades, contra el planeta Tierra y contra la dignidad de toda la humanidad.