Cada vez me atrapan más los quehaceres artísticos. La pintura fue primero, durante la adolescencia, la música más tarde, luego empecé a coquetear con la poesía en valenciano, aunque me hizo sentir un pudor casi olvidado. Por último llegó el dibujo, el cómic y la ilustración digital. Son aficiones intrínsecas a mi tiempo libre, a mi sofá, a mis blocs de garabatos y a mi ipad. Es el desarrollo de las ideas libres, o liebres, «no para cogerlas, sino para verlas correr», que decía José Bergamín. Me importa poco que mis artes perduren o que sean reconocidas, prefiero disfrutarlas al momento y archivarlas en una carpeta.

Pero esta noche se inaugura una exposición colectiva en la que por primera vez participo como artista, no como presentador o colaborador, como hice en otras ocasiones. Mi obra estará junto al de muchísimos pintores, ilustradores y escultores que admiro: Alfredo Ruiz, Giovanni Nardin, Pepe Palanca, Víctor Valero, Anna Ruiz, Marina Puche, Carlos Corredera o Lina Vila.
La obra, ex professo para esta exposición, es un donativo para el evento Anem a Pintar-ho tot! (Vamos a pintarlo todo), un proyecto de Marc Martell para la falla que está diseándo y construyendo para las calles Ripalda-Beneficencia. Desde hoy, la obra quedará expuesta al público junto a 40 obras más. Antes de acabar el año (si no se acaba el 21-D), se subastarán haciendo una aportación benéfica a la Asociación Valenciana de Ayuda a la Parálisis Cerebral.
Dejo aquí una ristra de aquellos dibujos que hice muchas veces dedicados a personas, a mis canciones favoritas, o sin sentido. Se perdieron en un portfolio virtual que continúa en marcha. Algunos de ellos estarán disponibles en Pinterest. Y sigue en pie una oferta para exponer en una galería. Pronto.




