Da la sensación de que 2012 está siendo un año poco importante para la música, sobre todo para la música independiente. Para algunos será el año más importante de su vida gracias a esa infamia de nueva oleada de triunfitos, La Voz. Un programa de televisión que promulgó dar oportunidades a los feos y gordos pero hizo vencer a los guapos y delgados. Dos únicas excepciones se salen maniquí de verbena y artesanos de gorgoritos: Maika, la estrella rockera de la próxima temporada y Yanela, la sangre cubana con estilazo.
A otros niveles, las novedades de algunos grupos de nueva horneada se quedaron en un bluf, como es el caso de Two Door Cinema Club. Da la sensación de que la mayoría de grupos que están aprovechando la crisis para rentabilizar éxitos anteriores sobre escenarios, firmando festivales todo el rato. Y la ausencia de caras nuevas es palpable, pese a los esfuerzos de distribuidoras como Kitsuné.
Pese a todo, desde que acabó el verano han salido varios álbumes que no puedo parar de escuchar. Mis vecinos estarán hartos de mí y de ellos.
Crystal Castles → III → El joven dúo canadiense sigue en una línea creciente de calidad y versatilidad musical. Empezaron haciendo cuatro hits de pista de baile y marcando los gritos desgarrados que les identifican y les han convertido en precedentes de otros grupos como Sleigh Bells. Si en su segundo disco marcaron un antes y un después con el tono melódico y una buena estructuración de cada tema, midis nuevos, etcétera, ahora llegan con III, un disco mucho más profundo, casi dark, con temas inconmensurables, como Plague, Kerosene, Transgender o Violent Youth. Y alguno más que seguramente llegará más lejos.
Macy Gray → Talking Book → Sí, el mismo disco que publicó Stevie Wonder en 1972 con la discográfica Motown es carne de cover por la voz femenina del R&B norteamericano Macy Gray. Las mismas canciones suenan ahora mucho más cálidas y contemporaneizadas. Aunque Wonder no me acaba de gustar, creo que el disco es impecable, de esos a los que se le podría rendir un tributo cada décaca con una nueva masterización e interpretación. Tuesday Heartbreak y Maybe your Baby son dos buenos motivos para seguir escuchando el disco.
Melody’s Echo Chamber → Melody’s Echo Chamber → Me recordaba un poco a cuando me hice fan repentino de Joanna Newsom, una pianista que de repente salta a la palestra del pop baladesco independiente con un album bastante perfecto. En este caso, una parisina se desmarca de todo lo escuchado de la Newsom, de Laura Marling y de ese palo, y va mucho más alla. Yo creo que sirve para todo esta chica y espero que edite muchos discos más para demostrarlo.
Yeasayer → Flagrant World → Yeasayer se han convertido para mí en una banda de referencia de las segunda década del siglo XXI. Empezaron muy discretos, con un disco muy original y muy nuevo, All your Cymbals (2007), mejoraron expectativas con Odd Blood (2010) y lo nuevo se convierte en algo quizá un poco más monótono, pero me he acostumbrado tanto a sus sonidos y arreglos que no me cansa. Su máxima de pop tecnológico y elegante se plasma a la perfección en la canción Henrietta, la mejor del disco.
Efterklang → Piramida → Me marcaron un viaje a Barcelona con su anterior disco, en 2010, Magic Chairs. Y ahora llegan cargadísimos de nuevas energías con un disco que inicia una exploración en nuevos sonidos, sin ser la típica frase para quedar bien: literalmente. La banda, afincada en Alemania, se fue de excursión a una mina para conocer los sonidos que hacían los utensilios y vehículos, y parte del resultado del disco es una interpretación de ese mundo subterráneo de Spitsbergen, una isla minera de Groenlandia. El disco se las trae de bonito.
“Melody’s Echo Chamber” es el nuevo disco, homónimo de la artista Melody Prochet, un compilado de temas cuyo sonido retoma el glam, hard rock, psychedelic rock y folk, estilos que se ven acompañados por la melódica voz de la intérprete parisina.