Anoche tuvo lugar el primer debate electoral de los próximos comicios americanos. Barack Obama contra Mitt Romney. Como me gusta mucho hacer análisis de todo, lo primero en lo que reparé tras ver las imágenes en que cada uno se había colocado la corbata del color de su ideología opuesta. Obama eligió un bermellón y el conservador Romney optó por azul casi eléctrico. Ya sabéis que los demócratas son más de izquierdas pero se identifican con el azul, y los republicanos son un poco carcas y se pintan rojos. Todo lo contrario que en Europa.

No hay mayor borrachera de dogmatismos que teñir todo del color que defiendes. Hoy resulta tan insultante y friki como la imagen un hooligan descerebrado. Sería una payasada vestir siempre de verde por votar a un partido ecologista. El uso y abuso de los colores, a veces, habla mucho de nuestra personalidad. Por eso, considero un acierto esa exhibición de cromatismos adversos.
Aunque las encuestas hablan de empates técnicos, los norteamericanos ya se han volcado en el proceso de voto por correo, que tiene muchos más secuaces que en la tradición europea. Parece que Obama es un poco más favorito, pese al descontento generalizado de la sociedad estadounidense con la situación económica. Qué originales.
Romney está repitiendo el discurso de Mariano Rajoy durante sus tres procesos electorales: criticar que se gastan mucho dinero, decir que hay que hacer mejor las cosas pero omitiendo expresamente de qué forma hacerlo. No se puede apoyar en un pasado meritorio de su partido, porque el fantasma de George Bush está muy reciente.

Obama, por contra, se presenta consolidado como un líder internacional, premio nobel, en contra de las discriminaciones y las igualdades sociales, un superhéroe con rasgos de humanidad. Su mayor logro ha sido empezar a implantar la sanidad universal, para cubrir a aquellos que no se pueden pagar el seguro médico. La propuesta del contrincante republicano, Romney, es retroceder al sistema anterior, donde cada ciudadano se paga sus medicamentos, sus tratamientos y sus días de ingreso hospitalario. Y a cambio, dar caridad a quien no pueda permitirse pagar a las dos empresas privadas que gestionan su modelo de sanidad.
A Obama ya le apoyaron en su momento importantes nombres de Hollywood (Scarlett Johansson, Barbra Streisand), bandas de música consagradas (Arcade Fire, Oasis, Morrisey) y otras de ámbito independiente (Bright Eyes, Andrew Bird o Death Cab For Cutie). También se sumaron los hipsters, que vieron en el líder surgido de Chicago la solución a todos los males del planeta, bajo aquel We Can.
La novedad en esta campaña es el apoyo de un gran número de artistas plásticos. Una veintena de pintores reconocidos a nivel internacional han juntado láminas en una carpeta que se vende por 27.000 dólares para recaudar hasta 4 millones para su campaña. Quitando la intencionalidad política, es una magnífica iniciativa para que las clases pudientes financien la campaña y de paso se lleven de recuerdo una colección de obras inéditas.
Por si quedaba alguna duda, yo sigo siendo pro-Obama y muy detractor del republicanismo estadounidense.

