Los lunes al sol. Madrid.

Si el viernes es mi día preferido de la semana, el lunes, como para casi todos los mortales, se convierte en una catapulta hacia el abismo. Se agradece un puente festivo con lunes soleado para pasarlo a la bartola, a base de cervecita, escaparates, exposiciones y comilonas. Y si es haciendo una escapada a Madrid, mucho mejor.

Autovía A-3. Rutina musical.

Las ciudades como se viven de verdad es en plena ebullición, con su tráfico, con los ejecutivos agresivos gritando por móvil a la puerta de la oficina, con blazers y gabardinas cruzando los pasos de cebra. Cuando todos trabajan y tú estás de observador es cuando se sienten las verdaderas vacaciones. Lo de ir a visitar una ciudad en agosto es una tontería de las grandes, porque nunca pasa nada, los habitantes son turistas y predomina la gente mal vestida.

Vins y yo decidimos ir con la excusa de buscar una lámpara con forma de cubo de plástico transparente de IKEA PS, esa colección de diseños extraordinarios a precios asequibles que por desgracia no se encuentra en muchos centros IKEA. El más cercano era Zaragoza, y no íbamos a ir a pasar un día de fiesta a una ciudad muerta donde desde 2007 no pasa absolutamente nada. Mejor ir a lo seguro, Madrid.

Con la excusa, callejeamos hasta perdernos entre Fuencarral y San Bernardo. Nos asaltó una cámara de televisión para pedir un favor guionizado; esas cosas que pasan todo el rato cuando visitas la capital. Otros dos accidentes ineludibles son encontrarse a un famoso y cruzarse con un personaje fracasado. El famoso, esta vez fue Ramoncín, que curioseaba objetos idiotas en los almacenes Tiger. El desconocido de fama caducada: Ramil, aquel concursante oversize del OT que tuvo que anticipar su final por falta de audiencia.

Cervecita cerca de la calle Limón.

Comimos hamburguesas deliciosas en el Home de la calle Silva. Es una maravilla ese espacio retro-futurista. La barra, elevada sobre un escalón, los sofás duros de plástico verde y el alicatado de suelo, las paredes y los espejos de mural; es todo como para querértelo llevar al rincón americano de tu casa.

Uno de las visiones más futuristas del centro de Madrid. Calle Libreros.

Y hasta aquí llegó la diversión, porque la tarde fue una sucesión de pérdidas de ruta entre la M-30 y la M-40 para dar con la salida adecuada, la M-12, que nos llevaría a San Sebastián de los Reyes previo peaje de 3 euros. Y otros tantos de vuelta. Sumado al nuevo peaje de la R-3 para volver a Valencia… En Madrid te das cuenta de lo que supone un gobierno autonómico del Partido Popular a nivel de infraestructuras en las comunicaciones. Esperanza Aguirre lo ha dado todo.