La jornada de ayer fue el récord de todos los años de historia de este mísero blog gracias a un par de tetas. El mismo par de tetas que me censuró el fotolog ahora me convierte en bloguer de masas por un momento. Miles de personas buscaron las palabritas mágicas en Google y llegaron hasta aquí para ver carne.
El otro día hablaba con mi amigo El Hombre Confuso de si me atrevería a hacer un desnudo y marcarme un alaskazo. La respuesta es que sí, que yo soy muy echao palante. Hace bastante tiempo que vencí el pudor. Seguramente me preocuparía más el tratamiento de la foto y el escenario. Lo haría en la naturaleza, a lo Kink. Quizá también un entorno arquitectónico. Me costaría muchísimo más esfuerzo en un estudio con lonas y focos.
De adolescente fui tremendamente pudoroso. Me costaba hasta quitarme la camiseta en la playa. Primero por miedo a que se desvelasen las mollas, luego puse la excusa del blanco de la piel y cuando ya no me quedaron más coartadas me di cuenta de que el desnudo no tenía tanto que ver con los complejos de mi cuerpo, sino con los de mi cabecita. Poco a poco fui recortando el tamaño de las bermudas.
El caso es que un día cogí la mochila, me fui a una playa y me desnudé. Me lancé a nadar y salí. El escaso público no me miraba; me percibía con el mismo entusiasmo con el que me habrían visto pidiendo la vez en el mercado. Me gustaba especialmente la playa de Sant Llorenç de Cullera, naturista y muy familiar, donde se reunían jóvenes parejas de con sus hijos, parejas de chicos o de chicas, gente mayor, adolescentes y lectores solitarios. Ellos me educaron a ver el desnudo como algo normal, natural e impúdico.
Por eso, el desnudo de Alaska me parece que ya no debería impactar tanto por verle los senos sin sus habituales decoraciones, sino por la enorme carga erótica de una mujer que para gran parte del público se había convertido en una recatada, en un icono del conservadurismo, en una conversa. Decían que era una moderna de fachada. Incluso malmetían con su acercamiento a los líderes de la caverna mediática para intentar desacreditar su carrera y su ideología progresista. Como si lo realmente desprejuiciado no fuera poder tener grandes amigos de todas las ideologías. Conservador es el que restringe y limita, no quien se expresa con libertad y se rodea de gente diferente.
Alaska ha superado todas las portadas que imitaba; les ha quitado el recato y las ha cargado de erótica.
Además del portadón, el desnudo se está imponiendo en 2012 con la misma fuerza que lo hizo a principios de los 90, cuando Sabrina Salerno hacía botar sus pezones al cantar Boys, boys, boys.
Ahora es el turno del destape en Toledo, un serial de Antena 3, la cadena triste. Si ya nos habían acostumbrado con El Barco a que todo buen actor tiene que hacer una secuencia con torso desnudo por capítulo, ahora nos retrotraemos a una época donde la erótica, de nuevo, da mucho juego a los planos de Maxi Iglesias, Jaime Olías, Adrián Expósito y especialmente a Miguel Barberà.
Sabes que ese desnudo tiene su exclusiva en «El Hombre Confuso», inaugurando sección y hasta con entrevista, mira que te digo. Ya sabes!