Foto a la música en catalán

Artículo publicado en El Mundo, suplemento Arts,
Edición Valencia (8-1-2010)

Al comienzo de la década de los 80, la comodidad de la democracia desvanecío lo que los teóricos reconocen como principal requisito de cualquier creación artística: la intención. Murió la Nova Cançó catalana, la canción protesta que durante una época salió en las calles por defender la libertad social, cultural y política de una parte de los habitantes del país. Y podría parecer que en aquella época desapareció la música en catalán; cantautores como Sisa, Llach, Raimon e incluso Serrat quedaron anclados al momento histórico y la sucesión de iniciativas no tuvieran demasiada repercusión mediática fuera de su cuna geográfica.

A veces se relativiza tanto un fenómeno que a nivel absoluto pierde cualquier interés. Pero se podría decir que algunas de las creaciones musicales en catalán, y más concretamente en mallorquín, están removiendo posiciones creativas durante los últimos años hacia términos absolutos: a la vanguardia de las tendencias del pop y del electropop español. Superan en muchas ocasiones en relevancia mediática (y también en ventas) al crecimiento de las formaciones castellanas diseñadas para la radio-fórmula.

Manel es uno de los ejemplos. Con su primer álbum, Els millors professors europeus, se han fijado claramente en el estilo de Jaume Sisa, quitando el peso ideológico y convirtiéndolo en un pop despreocupado, que se mezcla con el folk: un carácter propio que aporta la propia lengua. Las letras cantan sobre cosas cotidianas, tal vez inocentes y obsesivamente narrativas, cuentos incluso infantiles. Alegría cantada con una nostalgia e intensidad que los posicionaría al lado de Leonard Cohen en otros términos. Sin embargo, hablan de tomar un té con Dolors o de la gente normal.

En la misma línea han crecido otras bandas, como los chicos de Antònia Font, que con la experiencia de seis discos a las espaldas han redibujado el panorama del pop. Cantan con euforia historias destartaladas e increíbles; una canción a veces puede ser una consecución de palabras sin coherencia que acompañan una melodía tremendamente bailable. Hacen botar. Uno de sus componentes, Juan Miquel Oliver, además se ha impuesto al panorama musical español por ser un inaudito compositor y cantautor, haciendo uso de los instrumentos digitales y un sintetizador que le ayudan a relatar las cosas tal y como son. Sin omitir nombres propios y marcas comerciales, para que quede muy claro que todo es como lo cuenta. El pop catalán, gracias a estos creadores, ha revivificado dentro un avión de papel que viene del Mediterráneo y se ha plantado al panorama indie español en un lugar más que destacable.

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