Cabanyal: rehabilitar o demolir

Ayer discutía con mi padre. Cogió una torre de películas que yo tenía preparadas encima de la mesa para seleccionar las que quería dejar en mi estantería o retirar. Y él, en una ojeada rápida, sentenció todo. «Tíralas todas, son basura». Creo que mi padre nunca ha gozado de mucho criterio para diferenciar entre cosas bonitas y cosas feas, pero lo importante del asunto es que nunca ha sido capaz de relativizar entre su gusto y lo demás. Algo que, por otra parte, yo también hago desde otro frente; quizá por herencia. «Esta película me interesa y punto.»

Hace dos días, el Ministerio de Cultura (a quien el Tribunal Superior de Justicia español había delegado la decisión de aceptar o derogar el Plan Cabanyal del gobierno de Rita Barberá) anunció que se paralizaría el proyecto, por considerarlo expolio. El proyecto de GozRita, consistente en derruir cerca de 400 viviendas del barrio histórico de los pescadores valencianos, quedaba enterrado. Los vecinos, todos los demás partidos políticos y los medios de comunicación no dominados por el poder del PP valenciano se congratulaban de esta decisión, que permitiría mantener uno de los enclaves más particulares de la trama urbana valenciana. Un conjunto de casas, algunas de ellas con influencia de estilo modernista, que hasta ahora se debatían entre la demolición o la rehabilitación. Tirar a la basura o guardar y cuidar, son los dos modelos de política cuando se trata de patrimonio cultural.

El Ayuntamiento de Rita ha tardado cero coma tres en hacer una trampa para que el Ministerio de Cultura no se cargue el plan estrella de la próxima legislatura. Por decreto ley de la Generalitat esta mañana ha sido anulada la declaración BIC (Bien de Interés Cultural) del barrio del Cabanyal. ¿Esto por qué? Lo que ayer fue bonito y meritorio de ser protegido hoy lo desprotegemos por nuestro interés particular. ¿Qué interés? Prolongar una gran avenida hasta el mar aniquilando un barrio histórico y cambiando la estructura a cambio de algo. ¿A cambio de qué? Planes de Actuación Integral, diseñados convenientemente por los gobernantes y adaptados a las necesidades de los constructores, que cambiarían el paisaje marinero original por un desfiladero de rascacielos, revalorizando a cifras astronómicas el actual barrio. ¿Por qué? Por dinero. ¿A costa de qué? Abriendo en canal un barrio que se convirtió hace décadas en hábitat de gente sin recursos, gitanos sin oficio ni beneficio, vendedores de chatarra y drogadictos. ¿Y qué harían con esa gente? Les ofrecen una cantidad irrisoria por sus viviendas, ajustada al valor catastral, y les destinan nueva vida a otro barrio peor, al que pudieran acceder con los precios actuales. ¿No hay más soluciones? Por supuesto. Un gobierno responsable e interesado por el bienestar social habría incentivado la rehabilitación social del barrio, mediante diferentes programas. Se ha hecho en otros barrios donde no interesaba la demolición, como La Coma, Fuensanta o el mismísimo barrio del Carmen.

Pero estoy convencido de que Rita es una de los muchísimos valencianos (no nos vayamos a engañar) que piensan que El Cabanyal es basura. Que sus edificios no tienen ningún valor frente a las megalomaniacas construcciones que se hacen hoy en día. Seguramente también piensan que la gente que habita el barrio es escoria, olvidando que hay mucha gente honrada, de la tercera edad o que vive y trabaja en el barrio a la que le van a dejar sin vida. Frente a eso, el mundo de la cultura (respaldado ahora por la valoración del Ministerio) ha manifestado otro punto de vista, considerando el barrio como un emblema histórico de la ciudad que se debe proteger, rehabilitar y dar a conocer. Las flaquezas de una ciudad se pueden convertir en fortalezas con un poco de iniciativa política. Y la actitud de «expulsión» de las clases marginales se podría transformar en actitud de ayuda, solidaridad y rehabilitación social aplicando un poco de ética.

Ya van para 10 años, y veremos cuántos más quedan para descubrir el porvenir de El Cabanyal. Por si acaso, yo iré haciendo fotos. Los tractores y la apisonadora estarán a punto de llegar, y Rita seguirá avalando su criterio político en sus miles de votantes…

Un comentario

  1. En este caso, y en muchos otros, si fuera por la democracia de la mayoría, se iría todo al garete. El modernismo popular del barrio del Cabanyal no le interesa a casi nadie.
    Qué rastrera la gestión de la Generalitat…

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