Cover / Discover

John Paul Young

Por mucho que se empeñe en decir lo contrario la SGAE, la cultura no es de nadie; y mucho menos de quienes la crean e interpretan. La cultura es de todos. La música es algo del pueblo. Yo silbo un estribillo y tú me sigues con unas notas inventadas o conocidas, qué más da. En ese momento la estamos haciendo tú y yo; no es de nadie más.

La internacional, el himno obrero, es de Eugène Pottier, pero a nadie se le reconoce el mérito, porque lo importante es quien la tararea. Único protagonista. Que por cierto, yo ni me la sé ni la cantaría nunca con el puño en alto, y no por ello dejaré de ser de izquierdas. La música no es propiedad de nadie ni significa nada de una forma global. Cada uno le otorga un significado la primera vez que la escucha, y con eso te quedas. Para mucha gente Antony and The Johnsons es música nostálgica, para otros dramática, para otros un aburrimiento ñoño e insoportable. El intérprete realmente es un convertidor de una música abstracta en un sonido real. Pero quien de verdad es un intérprete es quien escucha.

Uno de los fenómenos musicales que más me apasionan es la capacidad que tienen algunos artistas para dotar de personalidad absoluta a sus creaciones. Timbres de voz, instrumentos específicos, ritmos y samplers electrónicos propios hacen que la música sea identificable por quien la interpreta, y no por quien la creó. Me fascina la armonía de los covers, las interpretaciones de canciones que idearon otros. Estos días escucho con mucho gusto cómo Florence + The Machine, uno de mis grupos preferidos de 2009, interpretan el Postcards from Italy de Beirut (2007). Mantienen la música viva. Al igual que lo hace Nouvelle Vague (aunque ya suenen un poco a música de sala de espera). También me gusta que Flaming Lips o los mismísimos Coldplay se hayan atrevido a interpretar el Can’t get you out of my head de Kylie Minogue; parecen otras canciones, incomparables con la originaria.

En definitiva, que hay tantas canciones como la multiplicación de intérpretes y temas originales se pudieran dar. Y me gusta cada vez que descubrimos alguna novedad. Así, a nivel de andar por casa, también aparecen covers todos los días. Que si Fangoria canta en modo bakalao una canción de Nena Daconte. Que si La Casa Azul se atreve a acentuar la base electrónica del Love is in the air de John Paul Young. A Andrés Calamaro le apetece hacer propio el No woman, no cry de Bob Marley. Y mil mezclas más que nunca escucharemos pero se podrían dar.

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